Me alejo,
la distancia es cada día más grande.
Intento alargar la mano y aferrarme a las palabras,
pero se escurren como agua mansa,
sin ruido y sin descanso.
Se desdibujan las ideas,
se deshacen los pensamientos,
se difuminan los contornos,
se funden las sombras con las luces
y poco a poco pierdo consistencia y espacio.
Blanda y deshilachada,
como neblina de río,
vago por los fondos limosos de los días,
cada vez más perdida y extraña.
Mientras me deslizo por la vertiente fría de este calendario sin lunas ni estaciones, clavaré chinchetas como migas a las paredes de mi casa para que marquen el camino de vuelta.
Colgaré de ellas canciones con alma,
fotos con sonrisas,
un rayo de sol que no deslumbre,
unos ojos verdes,
un nombre amado,
un dolor que no desgarre,
una estrella de charol
y una esperanza incierta.